Andrea Blázquez, Lucía Borredat, Paloma Chen y Sara Gabarrón. “Boccia” nos suena extraño.
Seguro que muchos nunca dirían que se trata de un deporte: la boccia es un adaptado y paralímpico que practican las personas en silla de ruedas con parálisis cerebral o discapacidad física severa.
Sorprende encontrar sus orígenes en la antigua Grecia, aunque fue en los países del norte de Europa donde el deporte se adaptó a las personas con discapacidad como forma de rehabilitación médica.
En España, se practicó por primera vez en 1988, y desde entonces, elste deporte no ha parado de crecer. Nuestro país es una de las principales potencias en cuanto a deportistas y resultados.
El deporte adaptado se llama así porque es una modalidad deportiva que se adapta a las personas con discapacidad o diversidad funcional, y puede ser tanto porque a un deporte se le han realizado modificaciones o porque es una actividad especialmente diseñada para adaptarse a las características de estas personas.
Es importante derribar prejuicios y ser conscientes de que la mayoría de deportes convencionales sí pueden practicarse por personas con diversidad funcional, y dependiendo de su tipo y porcentaje de discapacidad se requerirán unas modificaciones u otras.
La boccia, en cambio, es un deporte diseñado específicamente para individuos con parálisis cerebral o una discapacidad física alta.
La boccia se puede practicar tanto individualmente como por parejas y por equipos. Por ello, en el programa paralímpico son siete los eventos con medalla (cuatro individuales, dos de parejas y dos de equipos).
Cabe mencionar que existen distintas modalidades en la competición, atendiendo al tipo de discapacidad: la BC1 corresponde a personas que pueden lanzar con pies y manos y que necesitan ayuda de asistente; la BC2 para los que lanzan sin ayuda; la BC3 para los deportistas con parálisis cerebral, que necesitan ayuda y tiran mediante una canaleta; y la BC4 para aquellos con discapacidad física grave. Similar a la tradicional petanca, la boccia se juega en una pista rectangular.
Cada jugador, pareja o equipo tiene seis bolas, es decir, sois bolas en cada ronda, y gana el que consiga acercar más su bola a la pelota blanca, intentando también alejar las bolas de sus rivales de ella. Las competiciones individuales y de parejas tienen cuatro rondas; las de equipos, seis.
En la Comunidad Valenciana son varios los clubes que practican este deporte. Uno de ellos es Amics de la boccia, un club formado por un grupo de amigos que decidieron impulsar y practicar este deporte hace ya casi 20 años.
Un club humilde, que si bien empezó por meramente afición, ha terminado llevando a sus miembros a campeonatos nacionales e internacionales. Algunos, incluso, han llegado a los Paralímpicos (Pekín, Atenas, Sidney, Londres…).Los deportistas practican los lunes y los miércoles por la tarde en el gimnasio del IES Rascanya, al lado del centro comercial Arena.
El club está formado tanto por personas con discapacidad como sin ella, y actualmente está tratando con unos 17 deportistas.
Miguel Ángel López Vidal es el entrenador, y durante el período en que fue miembro del consejo escolar del IES Rascanya, propuso utilizar las instalaciones del recién construido instituto para todos aquellos grupos que no tuvieran espacios donde desarrollar su actividad.
Miguel Ángel reivindica la boccia como la actividad principal del club: “Es el deporte que, en un principio facilita la actividad física deportiva de las personas con un hándicap motriz importante”. El papel de clubs como este es importante para normalizar la situación de las personas con diversidad funcional en el ámbito del deporte.
Normalización a la que, desafortunadamente, los medios de comunicación no ayudan: “La actividad del deporte adaptado es muy desconocida porque determinada información no llega. O si llega, lo hace de manera muy sesgada.
Casi todo el mundo conoce a Teresa Perales, nadadora paralímpica, o aquí en Valencia a David Casinos, atleta con discapacidad visual y campeón del mundo de lanzamiento de disco y de peso… Ellos sí han tenido repercusión, pero hay otros deportistas y modalidades muy desconocidas, como el hockey en silla eléctrica”.
Miguel Ángel López también recalcó que: “La boccia no se conoce, hay poca información y en ocasiones muy distorsionada, con matices que hoy en día están fuera de lugar. El mundo de la discapacidad genera distanciamiento”.
Los miembros del club se reúnen para entrenar para los torneos y jornadas en los que juegan, como la Liga Autonómica de Boccia de la Comunidad Valenciana, cuya primera jornada se celebró en el pabellón de la Universidad Politécnica de Valencia el pasado 26 de noviembre.
Se jugaron todas las categorías y participaron todos los clubs de Valencia, Alicante y Castellón. Los mejores de cada comunidad autónoma irán a la liga nacional.
Los deportistas acuden a los entrenamientos con una persona que les ayude en el juego: en ocasiones son familiares directos, y en otras, son amigos o voluntarios. El papel del ayudante o asistente personal es también vital: tiene que conocer las reglas a la perfección, pues un error suyo se traduce en una penalización para el atleta.
Y sin embargo, los asistentes no son los deportistas reales, los que realmente utilizan su habilidad y técnica para lograr buenos resultados en este complejo deporte. Son un elemento más, como la canaleta o las bolas, aunque representen un feedback mucho mayor.
“Muchas veces, la atención se centra mucho más en nosotros, los asistentes, que ni siquiera jugamos, los árbitros y toda la parafernalia que se monta alrededor, que no en los propios deportistas que realmente están jugando”, denuncia Borja, uno de los asistentes en Amics de la boccia. Borja lleva casi 4 años yendo habitualmente al club.